A la mañana siguiente se despertó sin encontrar sentido al día, podría quedarse ahí metida en la cama sin deseos de hacer nada al respecto. No tenía razones para salir, no tenía ninguna responsabilidad que cumplir, en ese momento no sentía motivación alguna, sólo tenía este sentimiento de presagio donde podría asegurar que aparecería poco a poco una lista de problemas. Sentía los pasos de su madre dirigirse a la puerta de su habitación desde el inicio de la escalera, espero a que tocara la puerta.
- ¿Estas despierta?
- Te escuché desde que subías…
- Interesante, talvez, has agudizado tus oídos.
- Talvez, pero mi ánimo no está bien, tengo que decirte que… siento que nada me motiva, tengo este sentimiento de…¿cómo explicarlo? - Unos segundos después de levantarse y mirar hacia la ventana, se giró - es como hastío.
- Creo que puedo entenderte.
- Es desesperante.
- Sería bueno que te encontráramos alguna ocupación, para que sientas que tienes algo que hacer.
- Me gustaría, pero no quiero, siento que lo haré de mala gana.
- Quieres ir al colegio? Talvez es una distracción lo suficientemente fuerte.
- No, ni pensarlo, si antes no quería, ahora menos…
- Me lo imaginé. Por ahora está bien, hasta que se me aclaren las ideas, pero no podemos postergar esto más tiempo, tienes que incorporarte o empezarán las preguntas que no sabré responder.
- Me gustaba cuando éramos sólo las dos, estoy dudando que estar aquí, sea algo bueno, pero tú eres la madre.
- Sí lo soy, algo me dice que es lo correcto. ¿Qué planeas para hoy?
- Nada -respondió Galia alzando sus hombros con desgano.
- Te propongo entonces que me acompañes, hoy después de todo, podemos hacer que sea un buen día, quizás un gran día. -Terminó sonriendo, lo cual animó la curiosidad de su hija.
- ¿Qué sucede hoy?
- Es hora de que generemos ingresos hija, lo he estado conversando con Alioth desde hace mucho tiempo, el tenía algunas propuestas y elegí una que creo nos servirá.
- Rayos, no lo había pensado antes, he estado tan distraída.
- Tenemos los ingresos de la casa, pero no quería abusar de nuestra suerte, además siempre es bueno estar ocupada. Te cuento en el camino, ¿te parece?.
Después de dudarlo un momento, Galia se animó, no tenía nada mejor que hacer en todo el día y si mamá empezaría con algún nuevo trabajo o con algún nuevo negocio del cual dependerían por tiempo indefinido, es mejor que ella esté involucrada. El día estaba nublado, bastante agradable para Galia, tomaron el único camino que conocía hasta el momento, el camino que conducía al pueblo. Había dos posibilidades, montar algo dentro de la comunidad, como todos preferían o montar algo afuera, podía ser empleada de algún lugar o podía empezar un negocio nuevo. Las posibilidades estaban y Vivian siempre tenía un buen olfato para algunas cosas, así que decidió intentar montar una cafetería pequeña, bastante juvenil pero acogedora, un lugar tranquilo donde las personas podrían pasar un par de horas en compañía de una buena conversación o leyendo un buen libro. En parte le parecía lo más sensato invertir parte del dinero que recibió de la venta de la casa y esperar que generara más dinero, tener una fuente de ingreso constante.
- Me gusta mucho la idea. ¿Por qué decidiste tenerlo en el pueblo?
- Por nosotras, pensé que sería bueno que estuviéramos equilibradas, llevo mucho tiempo viviendo entre los humanos como para de un día a otro ser parte absoluta de una gran manada, aunque quiero, no es lo mío, me siento asfixiada de vez en cuando y me imagino que tú has de estar por las mismas.
- De tal palo, tal astilla. -Dijo Galia sonriéndole. -Dónde queda entonces?
- Hay unos nuevos locales disponibles cerca del centro del pueblo, lo bueno es que está a unos pasos de la biblioteca y hará que tengamos flujo de público.
- Entonces, seré la mesera del mes?
- Espero que seas mucho más que eso, pero no es tu obligación cumplir con horarios, cuando quieras nos ayudas, pero seré justa, te ganarás tus pesos por la ayuda entregada.
- Sabes bien con qué tentar, me agrada mucho la idea, cada vez tengo un mejor presentimiento al respecto. -Sonrío levemente para agregar- es la excusa perfecta para poder salir del recinto con frecuencia.
- Sabía que te gustaría, también tengo un buen presentimiento la respecto.
- ¿Estas despierta?
- Te escuché desde que subías…
- Interesante, talvez, has agudizado tus oídos.
- Talvez, pero mi ánimo no está bien, tengo que decirte que… siento que nada me motiva, tengo este sentimiento de…¿cómo explicarlo? - Unos segundos después de levantarse y mirar hacia la ventana, se giró - es como hastío.
- Creo que puedo entenderte.
- Es desesperante.
- Sería bueno que te encontráramos alguna ocupación, para que sientas que tienes algo que hacer.
- Me gustaría, pero no quiero, siento que lo haré de mala gana.
- Quieres ir al colegio? Talvez es una distracción lo suficientemente fuerte.
- No, ni pensarlo, si antes no quería, ahora menos…
- Me lo imaginé. Por ahora está bien, hasta que se me aclaren las ideas, pero no podemos postergar esto más tiempo, tienes que incorporarte o empezarán las preguntas que no sabré responder.
- Me gustaba cuando éramos sólo las dos, estoy dudando que estar aquí, sea algo bueno, pero tú eres la madre.
- Sí lo soy, algo me dice que es lo correcto. ¿Qué planeas para hoy?
- Nada -respondió Galia alzando sus hombros con desgano.
- Te propongo entonces que me acompañes, hoy después de todo, podemos hacer que sea un buen día, quizás un gran día. -Terminó sonriendo, lo cual animó la curiosidad de su hija.
- ¿Qué sucede hoy?
- Es hora de que generemos ingresos hija, lo he estado conversando con Alioth desde hace mucho tiempo, el tenía algunas propuestas y elegí una que creo nos servirá.
- Rayos, no lo había pensado antes, he estado tan distraída.
- Tenemos los ingresos de la casa, pero no quería abusar de nuestra suerte, además siempre es bueno estar ocupada. Te cuento en el camino, ¿te parece?.
Después de dudarlo un momento, Galia se animó, no tenía nada mejor que hacer en todo el día y si mamá empezaría con algún nuevo trabajo o con algún nuevo negocio del cual dependerían por tiempo indefinido, es mejor que ella esté involucrada. El día estaba nublado, bastante agradable para Galia, tomaron el único camino que conocía hasta el momento, el camino que conducía al pueblo. Había dos posibilidades, montar algo dentro de la comunidad, como todos preferían o montar algo afuera, podía ser empleada de algún lugar o podía empezar un negocio nuevo. Las posibilidades estaban y Vivian siempre tenía un buen olfato para algunas cosas, así que decidió intentar montar una cafetería pequeña, bastante juvenil pero acogedora, un lugar tranquilo donde las personas podrían pasar un par de horas en compañía de una buena conversación o leyendo un buen libro. En parte le parecía lo más sensato invertir parte del dinero que recibió de la venta de la casa y esperar que generara más dinero, tener una fuente de ingreso constante.
- Me gusta mucho la idea. ¿Por qué decidiste tenerlo en el pueblo?
- Por nosotras, pensé que sería bueno que estuviéramos equilibradas, llevo mucho tiempo viviendo entre los humanos como para de un día a otro ser parte absoluta de una gran manada, aunque quiero, no es lo mío, me siento asfixiada de vez en cuando y me imagino que tú has de estar por las mismas.
- De tal palo, tal astilla. -Dijo Galia sonriéndole. -Dónde queda entonces?
- Hay unos nuevos locales disponibles cerca del centro del pueblo, lo bueno es que está a unos pasos de la biblioteca y hará que tengamos flujo de público.
- Entonces, seré la mesera del mes?
- Espero que seas mucho más que eso, pero no es tu obligación cumplir con horarios, cuando quieras nos ayudas, pero seré justa, te ganarás tus pesos por la ayuda entregada.
- Sabes bien con qué tentar, me agrada mucho la idea, cada vez tengo un mejor presentimiento al respecto. -Sonrío levemente para agregar- es la excusa perfecta para poder salir del recinto con frecuencia.
- Sabía que te gustaría, también tengo un buen presentimiento la respecto.