_

Canon 3. Parte 1.

Existía la opción de incorporarme al colegio al día siguiente, pero no era una opción tentadora. La verdad, no quería ir al colegio ni al día siguiente, ni el lunes siguiente ni en un tiempo más. Me sentía incómoda, completamente fuera de lugar. Realmente sentía esa necesidad de tiempo para adaptarme y animarme a asistir a lo que ellos habían creado como un colegio para licántropos.

Después de conversarlo con mi madre, pese a su preocupación por mi rechazo al colegio, dijo entenderme, que no me presionaría y que me daría tiempo, pero a cambio me pidió una cosa, muy hábil de su parte tranzar condiciones, como toda madre.

Yo podía tomarme un tiempo no muy largo, una semana o semana y media, pero a cambio tenía que hacer mi máximo esfuerzo por sociabilizar y no quedarme encerrada en casa. Una alternativa era salir con Ania y que me fuera integrando poco a poco al grupo, lo importante era que sea como sea, debía conocer gente.

Trato hecho. No sabía como lo cumpliría, parecía que la única opción válida era justamente colgarme de Ania como impulsora de una futura actividad social que debía esforzarme por crear.

Lo que no había contemplado era el hecho que los estudiantes pasaban la mayor parte del día realizando actividades en la escuela, era realmente su centro de reunión. Al llegar a casa se refugiaban y destinaban tiempo para convivir con su familia. Era increíble lo unidos que eran, pero eso no facilitaba mis planes, tenía entendido que jóvenes normales, comunes y corrientes de una sociedad del siglo XXI tienen por costumbre encerrarse en sus habitaciones o salir a realizar actividades con sus congéneres, pero no existe ese énfasis por la vida familiar, es algo que la cultura actualmente va perdiendo. Sentí una especie de añoranza: no era parte de una familia numerosa así que no tenía con quién compartir como ellos excepto mi madre claro está, pero tampoco estaba muy segura de desearlo, después de todo, siempre habíamos sido mi madre y yo, y así me sentía cómoda y feliz.


Con la idea de que mi madre me viese preocupada por conseguir nuevas amistades decidí ausentarme de casa... quedándome en casa no se veía que hiciera algún "esfuerzo" por conocer gente. Salir a caminar por la comunidad parecía una buena opción para comenzar, no me haría mal conocer las calles de lo que pretendía querer ser mi nuevo hogar.

Una que otra persona, de vez en cuando se asomaban a sus ventanas y me miraban distraídamente para luego volver a sus labores, asumí que todas ellas eran madres devotas de su hogar. Las calles muy bien dispuestas, las casa muy ordenadas, todo parecía nuevo y planificado. El lugar pese a que no era pequeño, tampoco era muy grande y no me demoré en recorrer lo suficiente como para tener una idea clara de el. La tentación era muy grande y pese a que supuestamente no se debía o no se podía salir sin acompañamiento a lugares ajenos a la comunidad, me encaminé hacia el pueblo.


No hay comentarios: