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Canon 5. Parte 3

A la mañana siguiente se despertó sin encontrar sentido al día, podría quedarse ahí metida en la cama sin deseos de hacer nada al respecto. No tenía razones para salir, no tenía ninguna responsabilidad que cumplir, en ese momento no sentía motivación alguna, sólo tenía este sentimiento de presagio donde podría asegurar que aparecería poco a poco una lista de problemas. Sentía los pasos de su madre dirigirse a la puerta de su habitación desde el inicio de la escalera, espero a que tocara la puerta.

- ¿Estas despierta?

- Te escuché desde que subías…

- Interesante, talvez, has agudizado tus oídos.

- Talvez, pero mi ánimo no está bien, tengo que decirte que… siento que nada me motiva, tengo este sentimiento de…¿cómo explicarlo? - Unos segundos después de levantarse y mirar hacia la ventana, se giró - es como hastío.

- Creo que puedo entenderte.

- Es desesperante.

- Sería bueno que te encontráramos alguna ocupación, para que sientas que tienes algo que hacer.

- Me gustaría, pero no quiero, siento que lo haré de mala gana.

- Quieres ir al colegio? Talvez es una distracción lo suficientemente fuerte.

- No, ni pensarlo, si antes no quería, ahora menos…

- Me lo imaginé. Por ahora está bien, hasta que se me aclaren las ideas, pero no podemos postergar esto más tiempo, tienes que incorporarte o empezarán las preguntas que no sabré responder.

- Me gustaba cuando éramos sólo las dos, estoy dudando que estar aquí, sea algo bueno, pero tú eres la madre.

- Sí lo soy, algo me dice que es lo correcto. ¿Qué planeas para hoy?

- Nada -respondió Galia alzando sus hombros con desgano.

- Te propongo entonces que me acompañes, hoy después de todo, podemos hacer que sea un buen día, quizás un gran día. -Terminó sonriendo, lo cual animó la curiosidad de su hija.

- ¿Qué sucede hoy?

- Es hora de que generemos ingresos hija, lo he estado conversando con Alioth desde hace mucho tiempo, el tenía algunas propuestas y elegí una que creo nos servirá.

- Rayos, no lo había pensado antes, he estado tan distraída.

- Tenemos los ingresos de la casa, pero no quería abusar de nuestra suerte, además siempre es bueno estar ocupada. Te cuento en el camino, ¿te parece?.

Después de dudarlo un momento, Galia se animó, no tenía nada mejor que hacer en todo el día y si mamá empezaría con algún nuevo trabajo o con algún nuevo negocio del cual dependerían por tiempo indefinido, es mejor que ella esté involucrada. El día estaba nublado, bastante agradable para Galia, tomaron el único camino que conocía hasta el momento, el camino que conducía al pueblo. Había dos posibilidades, montar algo dentro de la comunidad, como todos preferían o montar algo afuera, podía ser empleada de algún lugar o podía empezar un negocio nuevo. Las posibilidades estaban y Vivian siempre tenía un buen olfato para algunas cosas, así que decidió intentar montar una cafetería pequeña, bastante juvenil pero acogedora, un lugar tranquilo donde las personas podrían pasar un par de horas en compañía de una buena conversación o leyendo un buen libro. En parte le parecía lo más sensato invertir parte del dinero que recibió de la venta de la casa y esperar que generara más dinero, tener una fuente de ingreso constante.

- Me gusta mucho la idea. ¿Por qué decidiste tenerlo en el pueblo?

- Por nosotras, pensé que sería bueno que estuviéramos equilibradas, llevo mucho tiempo viviendo entre los humanos como para de un día a otro ser parte absoluta de una gran manada, aunque quiero, no es lo mío, me siento asfixiada de vez en cuando y me imagino que tú has de estar por las mismas.

- De tal palo, tal astilla. -Dijo Galia sonriéndole. -Dónde queda entonces?

- Hay unos nuevos locales disponibles cerca del centro del pueblo, lo bueno es que está a unos pasos de la biblioteca y hará que tengamos flujo de público.

- Entonces, seré la mesera del mes?

- Espero que seas mucho más que eso, pero no es tu obligación cumplir con horarios, cuando quieras nos ayudas, pero seré justa, te ganarás tus pesos por la ayuda entregada.

- Sabes bien con qué tentar, me agrada mucho la idea, cada vez tengo un mejor presentimiento al respecto. -Sonrío levemente para agregar- es la excusa perfecta para poder salir del recinto con frecuencia.

- Sabía que te gustaría, también tengo un buen presentimiento la respecto.





Canon 5. Parte 2

Cuando abrió los ojos sentía que un camión había pasado por encima de su cuerpo. Sólo recordaba la fogata, el sentimiento de incomodidad y el dolor intenso, recordó cuando llegó a casa, la voz de Alioth… todo estaba en su memoria ahora. Se levantó lentamente asegurándose que su cuerpo le respondía, sus oídos escucharon un leve zumbido y después de eso puso atención en la conversación que provenía del primer piso.

- No le sucede nada, está bien, sólo necesita descanso.

- Pero lleva dos días en cama, estás segura que no quieres ayuda, puedo traer a alguien.

- Por favor Alioth, no insistas.

- Pero tiene razón, cómo estás segura que está bien, talvez le pasó algo… me siento tan responsable, la perdí de vista, creí que iba a transformarse igual que el resto. Vivian, disculpame por favor, aún no logro controlarme cuando estamos en grupos, me dejo llevar por el fervor colectivo, yo… la perdí de vista.

- Ania, no eres responsable de nada, ella llegó a casa sana y salva antes de que se escuchara el primer aullido, ya se los he dicho.

- Ok, te dejaremos descansar, creo que hemos sido suficientemente insistentes como para incomodarte un buen rato, avisame cualquier cosa.

-Los chicos están preocupados, me preguntan cómo está y no sé que responderles…

-Ania, diles a todos que está bien, nada malo pasará. Alioth, por favor, no te preocupes, estamos bien.

Luego de eso sintió la puerta cerrarse y las ollas de mamá sonando, al poco rato un aroma delicioso le abría el apetito. Tenía sus ojos cerrados y al abrirlos la luz le molestó la vista, pestañeo varias veces hasta adecuarse a la luz del día. Bajó las escaleras despacio y se sentó en la barra de la cocina.

-Uau, si no fuera por tu aroma, no hubiese adivinado que estabas atrás mío. Haz sido bastante sigilosa, ¿Fue intencional?

- No, ¿Qué ha pasado? Estoy un poco… bastante confundida.

- Lo sé hija, creo que tenemos que hablar, pero primero tómate esto, una sopa reconfortante.

- No me harás dormir de nuevo cierto ? -Dijo con tono sarcástico, lo que provocó la risa de su madre.

- No hija, pero no reclames, fue lo mejor que pude haber hecho, el dolor te hubiese vuelto loca.

- No reclamo, sólo que no lo esperaba. Pero, ¿Por qué he dormido dos días?

- No estaba segura de la dosis y no quería que te levantaras con todo el cuerpo adolorido.

Galia suspiró y se concentró en tomar su sopa, poco a poco sentía entrar calor a su cuerpo, un estómago reconfortado estaba listo para un banquete.

-Tengo hambre, podría comerme una vaca entera yo sola.

-No tengo vacas, pero podemos pedir algunas pizzas, o mejor hacerlas nosotras -esa idea le agradó a Galia y pusieron manos a la obra.

Después de una hora y una guerra de harina, la conversación pendiente había llegado a su fin. Ahora Galia entendía algunas cosas que antes no tenían sentido para ella. Había estado de acuerdo con llamar a Alioth y Ania para compartir toda la pizza que habían hecho y aprovechar de que ellos se quedaran tranquilos viendo con sus propios ojos lo bien que estaba Galia, a la vez, le serviría de distracción para no pensar tanto en lo que recientemente se venía enterando.

El timbre sonó, el buen ánimo les vino al cuerpo a todos, el olor a pizza salía del horno y las risas comenzaron a llenar el ambiente, pero parte de la cabeza de Galia estaba pensando en todo lo que le había dicho su madre. Hace tiempo podía sentir que las cosas no iban del todo bien con ella, sobretodo cuando el rostro de su madre se desfiguraba imperceptiblemente cuando le comentaba detalles que sentía en su cuerpo, pero ahora lo había confirmado. A su edad, debería poder cambiar en los ciclos lunares correctos, pero no lo ha logrado, todos los meses presentaba síntomas distintos, se enfermaba de una u otra cosa, pero por primera vez, el cuerpo le había dolido de aquella manera, su madre no esperaba que eso pasara, pero hasta encontrar una solución o una respuesta más cercana a lo que realmente estuviera pasando esa era la única solución que había encontrado. Lo que le molestaba era que su madre no le hubiese dicho antes que ya tuvo que haber cambiado, ella creía que era normal, que aún no le correspondía, pero ahora, ahora sí se sentía incómoda respecto al resto de jóvenes lobunos que rondaban por ahí. Ella simplemente no podía cambiar, no aún, al menos. Era una preocupación nueva en qué pensar, ¿Porqué pasaba esto? Su madre esperaba que el dolor y los espasmos musculares fueran un buen presagio, su lobo interior queriendo salir, pero no sabía cómo ayudarla, recordaba constantemente cuando le tocó cambiar a ella, cómo se sintió, pero todo fue muy natural en un momento era, y al siguiente se dejó llevar por el viento, el aullido del viento y el color de la luna para correr tras de ella frenéticamente. “Fueron buenos tiempos” era el susurro que su madre dejó escapar al finalizar su breve reflexión.

Después de todo esto tenía mayores razones para no ir al colegio.






Canon 5. Parte 1

La luna no estaba completa, pero eso no evitaba que la energía electrizante de los jóvenes se dejara sentir en el ambiente. La fogata animaba las sombras y el sentimiento de seguridad era suficiente para Galia. Hasta el momento todo iba bien, desde su lugar, sin separarse de Ania miraba, escuchaba, olía… las chicas danzaban dejando ver sus siluetas, pero ella esquivaba miradas, bajaba la cabeza de vez en cuando tratando de concentrarse en algo más allá del momento, algo la llamaba en su interior pero no podía entender qué. De vez en cuando cruzaba mirada con varios jóvenes, aunque para ella sólo había seis caras familiares, ver todo aquel grupo la hacía dudar por momentos si sería capaz de adaptarse algún día a esta comunidad, era como intentar ser parte de algo y de nada al mismo tiempo.
Lui andaba cerca y él tenía que ser definitivamente uno de los pretendientes que insinuaba Ania, se sentía observada en exceso por él, no sabía si lo notaba más por que para ella era una cara familiar o simplemente por que ella había logrado ver en él, algo que podía serle de su interés. En algún momento de la noche Lui logró situarse al lado de ella, siendo parte de la conversación que mantenía el resto del círculo.

- Me presento formalmente, soy Lui. - Galia encontró aquel un gesto bastante amable.
- Galia, ese es mi nombre… - dijo un poco insegura.
-Sí, creo que ya es bastante murmurado - aquel comentario no fue del todo cómodo para Galia, quien no pudo evitar que se le escapara una mueca -no era mi intención hacerte sentir incómoda con el comentario, sólo quería decir…pues…que…
-No te preocupes, entiendo la idea, soy la novedad del pueblo…
-Espero encontrarte pronto en clases, ya sabes tus horarios ?
-Me los entregaron, sí… pero no los he visto con detalle…
-Uau, sí tienes bastante que hacer en casa parece, creí que ya habían desempacado…
-Uno nunca sabe todo lo que guarda en los cajones… -Galia se empezaba a sentir incómoda con la conversación, pero no sabía cómo darle término, ¿Cómo decirle a un extraño las razones verdaderas de su ausencia?

Repentinamente la noche parecía más clara a sus ojos, la brisa traía un olor peculiar, el bullicio cesó un par de segundos, giró su cabeza y pudo observar cómo todos alzaban su mirada hacia el cielo, al unísono escuchó un aullido, su garganta se sentía abultada, escondía un grito a medio camino, un grito que no sabía si era capaz de convertirse en aullido, un sentimiento que no había experimentado antes la envolvió, podía sentir electricidad recorriendo sus extremidades, de un minuto a otro podía escuchar rasguidos, crujidos, gruñidos, la voz de Ania susurró en algún lugar algo que le provocó malestar y su instinto hizo lo que sabía hacer, protegerse, buscar una salida. A los pocos segundos corría frenéticamente hacia las luces de las pequeñas casas de maquetas que se divisaban desde el bosque, pudo ver cómo su madre se asomaba a la puerta para abrirla en el preciso momento que la atravesaba, refugiándola. Un canto de aullidos invadió el cielo.

- Recuerdo cuando andaba en las mismas que ellos, son grandes días, luego asumes más responsabilidades y no puedes salir aullando cada fin de semana -la voz de Alioth provenía de la cocina, la trajo a la realidad de golpe y por breve segundos la desconcentró del dolor que empezaba a sentir, se separo levemente de su madre y la miró a los ojos.

- No me siento bien… y no es lo mismo que sentí allá, no es incomodidad, no sé qué es.

- Yo sí hija, pero calma, todo estará bien y estoy aquí para ayudarte. Dolerá un par de días y se irá, es aguantable.

Cada minuto que pasaba sentía los músculos de su cuerpo más adoloridos, por momentos la sensación parecía ser eterna, algunos de sus músculos aunque no los veía moverse, sentía como si los estrujaran, era peor que tener un calambre o un engarrotamiento, llegaba al punto de paralizar su cuerpo por algunos instantes.

- Vamos hija, te llevaré a tu habitación, es hora que descanses.

Su madre se acercó a la ventana la cual golpeó suavemente, Alioth le había comentado que estaban hechas con un material resistente y nadie podría entrar ni salir si sabías cerrarla para ese fin. Galia se sintió un poco encarcelada pero el pensamiento fue fugaz, el dolor la volvía a invadir y en ese momento aquellas ventanas le daban un sentimiento de seguridad.

Su cabeza no pensaba bien y el tiempo pasaba lentamente, no podía conciliar el sueño y su madre la había estado visitando constantemente.

- Toma esto hija, te ayudará a dormir. -No quiso preguntar qué es, lo tomó lo más rápido que pudo y alcanzó a recostarse nuevamente antes de olvidarse de todo.






Express

El sentimiento es un poco obsoleto en décadas, pero no pierde su novedad cada vez que hace vibrar al cuerpo, un sentimiento que hace tiempo mi cuerpo no percibe. Mi corazón está alicaído. Me gustaría sentir esa especie de reconfort que uno tiene cuando los brazos de esa otra persona te rodean, pero ni la otra persona ni los abrazos, ni sus brazos, llegan. Por momentos creo que nunca llegarán, que cuando antes pensaba que estaba hecha para estar sóla con la seguridad de nunca necesitar a nadie no me imaginé nunca que este sentimiento podía existir, son sentimientos que se revelan con el tiempo, que tienen una etapa, no son sentimientos que puedas sentir antes de lo que corresponda, y si es así, sólo significa una cosa: ya es tiempo. El tiempo ha arribado a su destino, ha hecho despertar el sentimiento, pero el otro lado de la puerta está vacío.

Novedades para noviembre...

Hace tres meses y medio que no me pasaba por estos lados, y es grato saber que pese a mi ausencia, las visitan han seguido y algunos han podido disfrutar de la historia de Renesmé que está completa publicada, y algunos otros tienen ganas de saber qué pasa con Canon..

Les cuento que mi vida estos meses se ha agitado lo suficiente como para tener que priorizar las tareas y tener que dejar algunas como seguir escribiendo la historia.

Este mes también se viene complicado pero hey ! hoy es 1 de nov ! y adivinen lo que recordé !!!

NANOWRIMO MES !!!! :

National Novel Writing Month is a fun, seat-of-your-pants approach to novel writing. Participants begin writing November 1. The goal is to write a 175-page (50,000-word) novel by midnight, November 30.

Qué mejor para retomar el blog y la historia que el mes de noviembre ???

Además, últimamente he estado avanzando con el método de autoimponerme "desafíos", así que este desafío de lograr escribir 50.000 palabras viene como anillo al dedo...

Así que esperen novedades durante la siguiente semana, estaré haciendome tiempos para retomar la historia y teclear un número de palabras considerables, recuerden que la historia de Renesmé la avancé de esa manera, hasta que logre tener un flujo de alrededor de 2000 palabras por capítulo. Uno va encontrando su ritmo !

A aquellos escritores que tienen su blog por ahí y les gusta plasmar (como a mi) sus historias sea con sus propios personajes o con personajes prestados, en este papel digital, los invito a que sean parte de esto.

Besos !

Canon 4. Parte 3.

Cuando nos subimos a nuestro pequeño auto, ninguna de las dos dijo palabra, sólo cuando nos acercábamos a la mitad del camino entre el pueblo y la comunidad mi madre soltó un sonido.

- No lo escuché, no escuché sus pasos, ni antes, ni después mientras lo miraba caminar.

-Dudas que sea humano?

-Su corazón sonaba como un humano hija… nuestros corazones van a un ritmo distinto. Eso me creaba confusión. ¿Qué hizo ayer?

-¿Por qué supones que me hizo algo?

-¿Instinto Sobreprotector? Hija, no me pidas menos, tu cara de desconcierto no hizo menos que ponerme en alerta. -Mamá tenía razón.

Le conté lo sucedido en la biblioteca el día anterior y me advirtió que… de encontrarme de nuevo a tal personaje, le avisara y esperaba que en lo posible no me encontrara sin compañía si eso llegaba a suceder. Entendía que en parte era su sentido sobreprotector, pero la verdad, es que él también me provocaba sentimientos desconcertantes.

Alioth y Ania habían llamado alrededor de las siete para saber si queríamos un poco de compañía antes de terminar el día. La casa estaba en mucho mejor estado, las despensas llenas de golosinas nos habían suministrado el azúcar suficiente para que nuestras energías no decayeran en ningún momento mientras dábamos los toques finales a nuestro nuevo hogar. Cuando ellos llegaron aún nos quedaban reservas energéticas en nuestro cuerpo y la casa brillaba.

Ania con la desenvoltura que se caracterizaba le hizo mención a mi madre de la actividad que había al día siguiente, de tal manera que daba “aviso” de que me secuestraría, no estaba en sus intenciones pedir “permiso”.

-Tu manera de pedir “permiso” es muy peculiar… pero no soy del tipo de madre que saltaría negando una noche de diversión para su hija, soy el tipo de madre que te pediría que no te olvides de sacarla de su habitación DE VEZ EN CUANDO… -no sé si Ania se esparaba la respuesta de mi madre, pero definitivamente me indicaba que ellas dos, se llevarían muy bien.






Canon 4. Parte 2.

Al cruzar el portón de la comunidad, nombre que considero le quedaba pequeño para tremenda estructura que formaban las puertas del recinto, me percaté de que íbamos las dos solas.

-Pensé que iríamos acompañadas…

-Las reglas son claras, nos dijeron que no debíamos salir solas, siempre de a dos al menos y nosotras somos dos - dijo con una sonrisa, esa era mi madre, la que encontraba la quinta pata al gato entendiendo todo a conveniencia.

-Es decir, en estricto rigor, no rompemos reglas.

-Yo no, tú ya la has roto, pero como no considero que sea nada “grave” no tiene nadie por qué enterarse. - Fingí una cara de ofensa con la cual las dos nos terminamos riendo.

Dimos algunas vueltas sin sentido por el pueblo, reconocimos algunos lugares para luego estacionarnos en un supermercado, como hace tiempo no lo hacíamos llenamos el carrito de compras de golosinas y otros menesteres que no clasificaban en la etiqueta de “alimenticios”: chocolates por montón, helados, papas fritas envasadas, galletas. Todo aquello que Alioth no compró en exceso el día anterior y definitivamente faltaba en nuestra despensa.

Faltaban dos personas para que nos tocara pasar por la caja cuando alguien pronunció mi nombre, mi madre y yo giramos encontrándonos con aquel individuo que el día anterior me había dirigido la palabra.

-Hola Galia ¿Cómo estás? - Mi madre me miró brevemente pero le devolvió la mirada a César

-Mamá, el es… -dije con un tono que mi madre lograría descifrar.

-…César, -interrumpió él, agregando - conocí a su hija ayer en la biblioteca.

-Un gusto César, mi nombre es Vivian. -Le extendió la mano para saludarlo a lo cual él respondió, mi madre pocas veces hace ese gesto, así que no dejó de llamarme la atención. - ¿Andas sólo o tu madre también te acompaña?

-Sólo, vine a comprar un par de cosas que escaseaban en la cocina, espero algún día volverla a ver. - De esa manera César desapareció entre los pasillos del supermercado.

-Una persona interesante…

-Ayer, no le dije mi nombre. -Susurré lo más bajo que podía.

-Eso lo hace aún más interesante. - Mi madre no dudó ni por un segundo en lo que le decía. La miré extrañada y ella me contestó con un gesto de cabeza, insinuándome que después me lo diría.