Cuando mi madre mencionó “hacer mi máximo esfuerzo para sociabilizar” no tenía idea de cuánto es para mi un máximo esfuerzo… realmente implica un GRAN y ENORME esfuerzo de mi parte. Salir de la zona de confort para cualquiera es un problema, pero algunas veces siento que para mi es tres veces peor, mi madre dice que tengo una mirada demasiado negativa, pero no es así, trato de verle lo positivo pero el sentimiento es más fuerte ¿qué culpa tengo yo que los sentimientos sean negativos? Son los sentimientos que me provocan las situaciones ¿qué hacer contra ellos?
A veces pienso que no tengo nada de ella, que la genética me jugó una mala pasada en todos los aspectos, sociabilizar era sólo uno de mis temores al incorporarnos con la comunidad, había otra cosa que definitivamente me preocupaba más. No dudaba en que mi madre también lo habría pensado en su momento, pero no me lo había insinuado, era definitivamente una conversación que teníamos pendiente.
Sé que debería estar contenta, el sol se asomaba de una forma increíble por mi ventana y la sombra de la ventana se reflejaba en la pared pero no tengo la habilidad de controlar de forma estricta mis pensamientos. Quizás lo que se correspondía era que sintiese una felicidad incondicional por tener la posibilidad “al fin” de poder establecer una amistad con “ una igual”… tener la oportunidad de ser yo, entre los que se considera “los míos”…. Pero todo es un cúmulo de suposiciones y aunque no desprecio la oportunidad ni la amistad que creo estoy encontrando en Ania, no logro sentirme con confianza aún para “ser yo” como se supone que debería.
- A desayunaaaar ! - Escuché el grito de mi madre desde el primer piso, el olor a huevo que empezaba a salir de la cocina era exquisito, fue lo suficiente para lograr olvidar por unos segundos mis pensamientos y hacerme la idea de darle un gusto a mi paladar. - Buenos días hija, ¿planes para hoy?
-Ninguno todavía - contesté subiendo mis piernas a la silla.
-¿Ania no está disponible? O, ¿alguien más quizás?
-No sé si te has dado cuenta pero… al menos yo descubrí ayer que la vida social de los jóvenes se da completamente en la escuela, tengo suerte si el pelaje de alguien rueda por las calles de la comunidad, en la tarde vuelven a sus casa a hacer vida familiar… no estoy en sus planes aún.
- Lo había olvidado ! Tienes toda la razón… tantos años han pasado. En ese caso, ¿Quieres ir al pueblo conmigo?
-Fui ayer.
-¿Sóla?
-Lo sé, lo sé… no le digas a nadie. Aquí estoy, sana y salva. - Mi madre suspiró, cualquier cosa que deseara decir, se lo guardó seguramente para después.
-Ok, iré contigo hoy, tal vez vea las cosas de una manera diferente a como las conocí ayer.
A veces pienso que no tengo nada de ella, que la genética me jugó una mala pasada en todos los aspectos, sociabilizar era sólo uno de mis temores al incorporarnos con la comunidad, había otra cosa que definitivamente me preocupaba más. No dudaba en que mi madre también lo habría pensado en su momento, pero no me lo había insinuado, era definitivamente una conversación que teníamos pendiente.
Sé que debería estar contenta, el sol se asomaba de una forma increíble por mi ventana y la sombra de la ventana se reflejaba en la pared pero no tengo la habilidad de controlar de forma estricta mis pensamientos. Quizás lo que se correspondía era que sintiese una felicidad incondicional por tener la posibilidad “al fin” de poder establecer una amistad con “ una igual”… tener la oportunidad de ser yo, entre los que se considera “los míos”…. Pero todo es un cúmulo de suposiciones y aunque no desprecio la oportunidad ni la amistad que creo estoy encontrando en Ania, no logro sentirme con confianza aún para “ser yo” como se supone que debería.
- A desayunaaaar ! - Escuché el grito de mi madre desde el primer piso, el olor a huevo que empezaba a salir de la cocina era exquisito, fue lo suficiente para lograr olvidar por unos segundos mis pensamientos y hacerme la idea de darle un gusto a mi paladar. - Buenos días hija, ¿planes para hoy?
-Ninguno todavía - contesté subiendo mis piernas a la silla.
-¿Ania no está disponible? O, ¿alguien más quizás?
-No sé si te has dado cuenta pero… al menos yo descubrí ayer que la vida social de los jóvenes se da completamente en la escuela, tengo suerte si el pelaje de alguien rueda por las calles de la comunidad, en la tarde vuelven a sus casa a hacer vida familiar… no estoy en sus planes aún.
- Lo había olvidado ! Tienes toda la razón… tantos años han pasado. En ese caso, ¿Quieres ir al pueblo conmigo?
-Fui ayer.
-¿Sóla?
-Lo sé, lo sé… no le digas a nadie. Aquí estoy, sana y salva. - Mi madre suspiró, cualquier cosa que deseara decir, se lo guardó seguramente para después.
-Ok, iré contigo hoy, tal vez vea las cosas de una manera diferente a como las conocí ayer.
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