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Pink 1



Pink tiene el cabello negro y corto. Le gustan las fotos en gris. Y aunque le gusta jugar con su nombre, no le gusta tanto como quisiera el color pink. Cada vez que puede toma un cappuccino, le gusta cuando la canela invade sus sentidos y deja el ambiente con ese olor tan rico. Estaba sentada en su escritorio, mirando por la ventana el día que se avecinaba nublado. Hacía frío, el invierno parecía adelantado, como si de la noche a la mañana al otoño se le hubiese olvidado pasar por aquella parte de la tierra. ¿Dónde estaban las hojas que llenaban con sus gama de colores cálidos las veredas de las calles? Recordaba el día que tuvo que improvisar rápidamente, salía con atraso y no esperaba que aquella mañana amaneciera tan helado, revolvió todo su closet hasta que encontró la ropa de invierno, sacando todo de las maletas de estación dejando todo en el suelo, más tarde cuando volvió a casa tuvo que ordenar todo aquello.

Es una persona que tiene el ánimo más arriba que abajo la mayoría de las veces, pero ahora con la cabeza en otra parte estaba completamente abstraída. Sucedía que se sentía aburrida, un poquito desubicada, seguramente algo soñó que no la dejó conforme, algo que sembró una semillita en su corazón y no la hacía sentir muy bien.

Luego de ver por mucho rato la ventana, su ojos pestañaron, su cuerpo se movió y apoyó su peso en los codos sobre la mesa recogiendo sus piernas sobre la silla. Tomó un papel y un lapiz. La punta del lápiz estuvo largo rato sobre la hoja, pero no sucedía nada. ¿Qué era lo que quería sacar de su cabeza?

Pink no lo sabía, pero la semillita plantada en su cabeza y su corazón era aquel sentimiento que a todas las personas nos visita aunque sea una vez en la vida. Era la duda, la duda de ser. Y aquello era tan inmenso para pink que no sabía como abarcarlo. Generalmente la duda de ser no se soluciona rápidamente en una mañana con los ojos fijos en una ventana, pero eso no lo sabía Pink. Lo que sí logró intuir es que aquello que le estaba aquejando, no sería solucionado en ese momento, por que nada pasaba por su cabeza, ninguna idea que pudiera explicar el cómo se sentía. Así decidió seguir su día y dirigirse a la ducha para ver si ella la transportaba a algún otro lugar.




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